La lucha continua.


Mientras el sionismo mundial intenta destruir nuestra propaganda, nosotros seguiremos con nuestra música o con nuestra lectura odiada por los infieles.

PROYECTO HIDROELECTRICO SECARIA CAUCE DE BALNEARIO LINARENSE. INTERVENCION AMENAZA TURISMO REGIONAL Y ZONA PRIORITARIA DE CONSERVACIÓN




Practicamente toda la cuenca del maule y sus afluentes han sido intervenidos o están en la agenda de empresas hidroélectricas. Si bien estamos concientes de la premura energética por la que atraviesa el país, también lo estamos sobre la pérdida de biodiversidad ecológica en Chile central, área denominada como centro de biodiversidad. Esta denominación se refiere a ecosistemas que tienen un alto grado de endemismo (endemisismo es una especie biológica exclusiva de un lugar, área o región geográfica, y que no se encuentra de forma natural en ninguna otra parte del mundo) y que a su vez están sujetas a una elevada presión humana.











La construcción de dos centrales de pasada en Altos de Achibueno secaría practicamente el cauce del río entre el sector de Pejerrey y Monte Oscuro, principal balneario de los Linarenses. Creemos firmemente que este proyecto y sus consecuentes daños no se justifican ya que el retorno energético sería de SÓLO 60 MW(estos mismos 60 MW se pueden generar con 12 generadores a petróleo de última tecnología). 60 MW ES MUY POCA ENERGÍA COMO PARA QUE SE JUSTIFIQUE LA DESTRUCCIÓN DE NUESTRO RÍO.

La hidroeléctrica va a tratar de convencernos de su conveniencia para la zona a través de la variable empleo. El hecho es que ella generaría menos de 400 puestos de trabajo mensuales durante el proceso de construcción que dura 48 meses, y luego operaría practicamente sola. Muchos de estos puestos serán ocupados por profesionales y técnicos que no son de la zona. El turismo en cambio, que está creciendo a una tasa del 10% anual, genera empleos estables en el tiempo y destinados principalmente a gente de la zona. Con la construcción de las centrales estamos sacrificando entonces no sólo nuestro patrimonio natural, sino el futuro de nuestra gente. 


La movilización ciudadana es la ÚNICA alternativa que tenemos para detener éste proyecto ya que al parecer el hecho que este sector se haya declarado como Sitio prioritario para la conservacion por CONAMA - con relevancia no sólo a nivel regional, sino tambien a nivel nacional y mundial - no es suficiente argumento como para detenerlo:
Conama, EstudioConamaBiodiversidadConservation.org,Nature.org



Esperamos que hagas tus observaciones ciudadanas en CONAMA MAULE (vía internet) y que te sumes a las movilizaciones que iremos anunciando durante la Evaluación de Impacto Ambiental pronta a salir y que avisaremos en su minuto http://www.e-seia.cl/ .
MIENTRAS MÁS seamos los que nos oponemos a este proyecto, más opciones tendremos de poder hacer algo para preservar este sector y su cauce.




Bañistas que cada verano pasan un buen momento con su familia.


UBICACIÓN y ECOLOGÍA
El Rio Achibueno nace en la VII Región cordillera, comuna de Linares. 
Su vegetacion se caracteriza por ser un bosque nativo de transición preandina-andina, con una gran diversidad de especies arbóreas y comunidades vegetales hasta ahora descritas solo en forma parcial y con problemas de conservacion. Según en Libro rojo de la Flora terrestre de Chile (1989), en la VII Región existen 23 especies con problema de conservación, de las cuales en el sector de estudio fueron registradas 6 especies. En la categoría deVulnerable se encuentran las siguientes especies: Austrocedrus chilensis (cipres de cordillera), Nothofagus glauca (Hualo), Nothofagus leonii (Huala), y en la categoría de Raras Citronella mucronata (Naranjillo), Orites mirtoidea (radal enano) y Eucryphya glutinosa (Guindo Santo) el cual crece exclusivamente en las riberas del rio por lo que la modificacion de su caudal seguramente afectara a esta especie. Además, por ser un corredor biológico, en ésta área también habitan especies de fauna en peligro de extinción como el Tricahue, Puma y otras que hasta ahora no se han registrado por la falta de estudios sistemáticos.







¿QUIÉNES SON LOS INVERSIONISTAS?

El proyecto es del empresario Isidoro Quiroga y lo ejecutará a través de Hidroeléctrica Achibueno Limitada. No desacreditamos los méritos que tiene como empresario, pero claramente este es uno de los miles de proyectos que maneja, en nuestra opinión prescindible y cuestionable por el daño al futuro de la región y la naturaleza.






Mapa de la intervención


Protesta pacifica en la plaza de armas de Linares-Chile

Protesta por las calles de la ciudad.



SALUDOS A LOS QUE LUCHAN POR LA NATURALEZA Y CUIDAN DE ELLA.

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ENVIADO POR EL CAMARADA JORGE A MI CORREO.

POR SIEMPRE SKINHEAD


Primero que nada debemos dejar en claro que un SKINHEAD NACIONALSOCIALISTA es un guerrero que lucha limpiando las calles de escorias como inmigrantes, prostitutas, punkis, etc. Con la misión fundamental de dar a nuestros hijos una educación y un estilo de vida decente. Nuestra cabeza rapada tiene por simbolismo el fascismo y la limpieza (anti-hippie). Un SKINHEAD también debe llevar una vida sana y esto quiere decir que no debe consumir drogas y su alimentación debe ser balanceada. El deporte y la lectura y el deporte cultivan al Ser Superior.

También hay quienes imitan nuestra estética comunmente llamados sharp, red skin o gay skin. Los cuales no tienen ideología y su unico proposito es acabar con la vida de algun SKINHEAD. Los sharpperros es una tribu urbana y tiene sus origenes en EEUU en los años 80 y sus integrantes son descerebrados resentidos y degradados. Tengan también en claro que estos plagiadores no son SKINHEAD, al contrario, quieren acabar con el y al copiar nuestra estética ensucian y dañan nuestro movimiento (NS).





Asi quedan estas UTOPIAS cuando nos encontramos cara a cara.



SOMOS SKINHEAD!!!

SOMOS LEALES Y FASCISTAS!!!

A diferencia de algunos "NACIONALISTAS" que de la puerta de su casa hacia adentro su lucha termina al cerrar un libro o al publicar una crítica en contra de los SKINHEAD NS, prefiero que se cambien de bando o estudien periodismo.

"LA SANGRE Y EL SACRIFICIO DE MUCHOS CAMARADAS ESTA ESTAMPADA EN EL CORAZON DE LOS HONORABLES GUERREROS QUE EN LA ANTIGÜEDAD DIERON LA VIDA POR UNA PATRIA MAS LIBRE Y JUSTA Y CON EL ORGULLO DE SEGUIR CON LA FRENTE EN ALTO.""









TRES TIPOS Y UN MARTILLO

Este es probablemente uno de los videos gore mas bestiales que han circulado en internet, a causado muchas reacciones, e incluso se a eliminado de cuanto sitio es posible con la finalidad obvia de que otros jovenes no intenten hacer lo mismo, recordemos que el puberto y el adolescente vive de la imitacion para llamar la atencion.



DIALOGO DEL VIDEO.

“Aguanta, Aguanta, se mas limpio carajo.” Como quejandose acerca de toda la sangre y riendose.
“Espera, espera no le pegues, miralo” El resto de la sentencia es indescriptible, pero parece que le esta diciendo al chico que mira toda la sangre mientras le hace un zoom. El siguiente Audio es muy poco claro. Despues de haber sido apuñalado con destonillador.
“¿Que? ¿Con que?” El camerama responde al chico que apuñala a la victima.
“¿Que acaso todavia esta vivo?” Pregunta el chico apuñalando a la victima.
“Sigue moviendo los brazos, despues de que le arranque los intestinos” El camerama dice muy poco claro.
“Esta teniendo un dia jodido” Dice el chico que tiene el destornillador mientras se le sube encima del estomago. Muchos murmuros y procede a apuñalarle los ojos con el destornillador.
“Matalo de una vez”
“¿Que?” Pregunta el chico con el destornillador.
“Que lo mates de una vez” “Ya le di con el martillo, ya esta muerto”
“Le apuñale los ojos y todavia sigue vivo”
“Agarra el cuchillo” Dice el camerama. Procede a martillarlo, pero interrumpe diciendo algo que no se entiende.
“Dale mas, mas” Le dice al Chico que lo sigue martillando.
“Espera, Espera” Empiezan a caminar hacia el auto. Mas murmuros del asesino Rubio.
“Lavate las manos” Dice el camerama y le dice al otro chico que le ponga Limpiador en Spray en el martillo.
“Voy a sostenerlo”
“Murmuros del chico que lava el martillo”
“Mas murmuros del chico que lava su cara y camina hacia el auto” “Le enterre el destornillador en el cerebro” Dice el camerama.
“Murmuros del chico que se lava las manos”
“Lo tengo desde la nariz hasta el ojo” o algo entre lineas.
“No entiendo como todavia esta vivo, Senti su cerebro” Dice el camerama.
“Estaba sosteniendo el Martillo de esta manera”
Murmura como que no entiende por que. Antes de que el video termine, el chico rubio dice: “Esta bien tomemos una foto”




El video si es fuerte, pues se adentra en lo mas profundo del odio y la psicosismaniaca del ser humano, bien conocido con los nombres el video de .." los jovenes asesinos de ucrania", "3 guys 1 hammer", "three guys one hammer", "Los maníacos de Dnepropetrovsk", "jovenes rusos psicopatas" entre otros..

Tres jóvenes armados con un desorden mental digno de admirarse se dedicaban a matar y torturar animales, niños y vagabundos, cometieron un total de 21 asesinatos. Viktor Sayenko e Igor Suprunyuck dos jóvenes de 19 años fueron condenados a prisión de por vida, un tercero Alexander Hanzha(el camarógrafo) fue condenado a 9 años.

La prensa sionista y la justicia corrupta tratan de vincular a estos tipos con nuestra mentalidad superior (ns) solo para ensuciar nuestra fe. Un NS no es delincuente y mucho menos un enfermo, al contrario, trata de influenciar a los demás a buenas conductas de vida (civica, educacion, deporte, trabajo, etc.)y todo eso a veneficio de una patria mas limpia y culta.

A estos tipos en su infancia tuvieron una falta de cariño por parte de su familia y sobretodo una formación cultural, se nota que su nana fue la puta televisión y su mejor amigo fue el dinero.

LA ESCORIA LINARENSE

En todos los lugares del mundo hay demasiados enfermos por la droga y de pensamientos comunistas que intentan transformar una ciudad limpia en un basural de caos.


Foto del PARASITO que se hace llamar "osama bin laden". tomada del canal 5 de la zona de Linares, septima región Chile.

El bastarddo de la imagen es el incitador de la juventud (en su mayoria de edad), al consumo de la droga alucinógena comunmente llamada marihuana. Se ubica en el centro de la ciudad (en la calle) vendiendo hierbas y engañando a la población con la gran mentira que es un experto en hierbas y no lee ni un periódico el muy ignorante. También es el presidente de una organización de delincuentes llamada juventud vanguardista (De caracter comunista), la cual tiene rayada la mayoría de los muros donde los protagonistas son drogadictos. Este grupo delincuencial no tiene ninguna misión de culto, al contrario, lleva a nuestra juventud a un mundo incierto.


Estos son uno de sus rayados en una escuela publica donde la educación solo es de carácter básico.


Aca también se revela la capacidad de información y en ética de los "PROFESIONALES" de este canal. Mas bien parece una sinagoga. falta editar...

RUDOLF HESS

Rudolf Walter Richard Hess, nació el 26 de abril de 1894, en Alejandría, Egipto. Su familia era propietaria de una empresa de exportaciones e importaciones, gracias a la cual habían logrado un posición económica bastante sólida. Desde niño, Rudolf recibió una firme educación teutónica. En 1908 fue alumno del “Pädagogium” de Godesberg-am-Rhein. De 1910 a 1914 estudió lenguas extranjeras en la Suiza francesa y luego ingresó a un colegio comercial en Hamburgo.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Hess, al igual que millones de jóvenes alemanes, tuvo la oportunidad de enrolarse, e ingresó al 1er regimiento Bávaro de infantería. Fue herido en 1916. Una vez restablecido, participó en los combates de Rumania. Fue nuevamente herido en el año 1918. Posteriormente, en 1919, estuvo dedicado a actividades comerciales, estudios históricos y económicos. En 1921 volvió a ser herido al participar en la liberación de Munich.

 Desalentado, producto del estado en que se encontraba Alemania después de la guerra, nació en él un fuerte sentimiento de justicia. Justicia por su patria, más que por el estado de miseria en que quedó su familia. Indignado por los términos del Tratado de Versailles, Hess buscó la forma de poder lograr la verdadera justicia que deseaba. Fue así como descubrió el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y, después de escuchar hablar por primera vez a Hitler una noche de abril de 1920, decidió integrarse a la organización.

El 1º de julio se convirtió en el décimo sexto miembro del recién fundado Partido Nacional Socialista, el que era considerado como un grupo radical marginal de unos pocos cientos de miembros. Desde el comienzo, la dedicación de Hess iba más allá que la de un miembro normal del partido. Al cabo de unos meses, ya había formado un vínculo especial con Hitler.

En 1924, ambos fueron sentenciados a 5 años de prisión después de fracasar el intento por derrocar al gobierno bávaro, en lo que se conoció como el Putsch de la Cervecería. Fue encerrado junto al Führer en la cárcel de Landsberg. Allí, Hess se convirtió en el compañero más cercano de Hitler, y ayudó directamente a la creación de Mein Kampf. Ambos fueron liberados al cabo de un año. Hess se transformó en el secretario privado del Führer, y su desempeño fue tan notable, que espontáneamente se formó un grupo de partidarios propio.

De 1925 a 1932, Hess estuvo constantemente al lado de Hitler, desde las reuniones con los industriales alemanes para recaudar fondos, hasta las convocatorias masivas.
Cuando el Führer asumió el poder en 1933, Hess fue nombrado Ministro del Reich. Pronto se destacó entre los miembros del Gobierno porque nunca empleó su rango para enriquecerse a sí mismo o a su familia. El primer compromiso de Hess era con el partido, cosa que demostró en los primeros años de gobierno Nacionalsocialista. En vista de lo anterior, llegó a ser conocido como la conciencia del partido. No deseaba la guerra inminente y sus funciones eran más bien las de planificador y primer hombre de confianza del Führer, segundo en la línea de poder del partido.

En 1937, mientras se realizaban preparativos para las intervenciones militares en las fronteras del Reich, Hess estuvo apartado por un breve tiempo. Su esposa estaba embarazada, y el 18 de noviembre, mientras Hess se encontraba en el refugio montañés del Führer, en Berghof, recibió la noticia de que tenía un hijo, al que decidió llamar Wolf -Lobo- en honor a Hitler, pues éste era el nombre que había usado en los primeros tiempos de lucha política. El propio Führer fue el padrino del niño, y asistió a la ceremonia de bautismo según el rito nacionalsocialista.

El 10 de mayo de 1941, Hess viajó a Escocia con el motivo principal de restaurar la paz y evitar que el conflicto bélico se hiciera mundial. Se ha señalado que fue aconsejado por Albrecht Haushofer, quien estaba en contacto con el Duque de Hamilton -un alto oficial de la Royal Air Force-, ante lo cual Hess decidió realizar el viaje para verle y presentar su iniciativa de paz.



 

Otro de los implicados en el contacto habría sido el ex Rey Eduardo VII de Inglaterra, el cual por esa época vivía en Francia. Él se habría comunicado con su hermano el Rey Jorge, quien estaría al tanto y a favor de la misión de Hess. Cabe destacar que, ya que tanto Haushofer como su hijo, funcionario del Ministerio del Exterior Alemán -judío por madre- estaban al tanto del viaje de Hess, la información acerca del vuelo pudo haber seguido líneas paralelas. Por una lado el Duque de Hamilton, por otro, los servicios de inteligencia ingleses a través de Haushofer, su hijo, o los propios judíos. Haushofer integraba la resistencia contra el Führer, y -evidentemente- la información pudo llegar a los judíos a través de su hijo o su esposa. Esto es relevante, porque Hess podía haber llegado a hablar directamente con Lloyd George, a quien conocía en persona, y que lo había visitado en Alemania en 1936. Si Haushofer intervino en la decisión sobre el contacto, las cosas se aclaran un poco. Según su hijo Wolf, Hess sostenía abiertamente que le guerra significaría la caída del Imperio Británico -como efectivamente sucedió-. El no podía entender por qué Inglaterra no se aliaba con Alemania. Wolf piensa que la visión geopolítica de su padre acerca de esta alianza era el motivo principal del viaje a Inglaterra, al respecto señala enfáticamente: "El principal motivo era restaurar la paz y evitar la segunda guerra mundial. En una oportunidad pude plantearle una pregunta histórica a través de canales no oficiales en Spandau. La pregunta fue:

¿Podemos suponer que no habría habido ataque a Rusia si tu misión de paz a Gran Bretaña hubiese tenido éxito?".

La respuesta fue: "¡Sí, por supuesto!". Wolf posee esta respuesta por escrito. No obstante lo anterior, también se ha señalado que la base del contacto -que entra en el terreno del esoterismo Hitleriano- habría sido que Hess era un iniciado de la Orden de Thule -la versión germana de la Golden Dawn (Alba Dorada) bretona-, por lo que la comunicación se habría dado en planos distintos a los puramente políticos, pues se ha señalado que el Duque de Hamilton pertenecía a la Golden Dawn. Es bien sabido que -en un comienzo- el Führer no tenía intención de atacar directamente a Inglaterra. Reconocía la relativa equivalencia racial de Albión -la blanca-, también Engeland -la tierra de los angeles- con Alemania y la esfera de naciones europeas de origen Indo-Ario (tema que trataremos en próximos números). Ello quedó de manifiesto en la playa de Dunkerque, cuando el ejército inglés estaba en manos de la decisión del Führer. Esta "especial deferencia" debió tener motivos más que puramente políticos o militares. En la esfera de la esoteria nacional-socialista, la lucha contra la tierra de Merlín y Arturo significaba una especie de fratricidio espiritual (más evidente aún en lo físico), a lo que sólo se debía llegar como última consecuencia. Ya fuese por los motivos anteriores, o quizá más probablemente por otros que aún desconocemos, Hess, pilotando un caza Messerschmitt de dos motores que había equipado con tanques de combustible extra, se dirigió directamente hacia la finca escocesa del duque de Hamilton, a mil quinientos kilómetros de distancia. Dejó atrás a su esposa Ilse y a Wolf, que por entonces ya tenía tres años y medio. La navegación de Hess, de noche y sin equipo moderno, fue muy eficiente. Logró llegar a dieciocho kilómetros de la finca del Duque. Descendió en paracaídas al suelo y al encontrar a un agricultor en un campo cercano, pidió que lo llevaran ante Hamilton. Inicialmente, Churchill se rehusó a creer la noticia de que el secretario de Hitler había llegado al campo para negociar una paz separada.

Cuando los oficiales británicos se reunieron con Hess, oyeron una propuesta que les pareció poco realista, y que ya habían rechazado anteriormente. Churchill se negó a reunirse con Hess e inmediatamente lo arrestó como prisionero de guerra, en lugar de tratarlo como a un ministro del gabinete, como él exigía. Se afirma que no existen pruebas sustanciales de que Hitler hubiese estado al tanto del viaje de Hess a Escocia. Lo cierto es que a la mañana siguiente del vuelo, el Führer recibió un mensaje de Hess en el que éste le informaba de la misión y le indicaba que -si algo salía mal- “Usted puede negarme en cualquier momento... decir que soy loco”. Durante varios días los británicos no difundieron una sola palabra acerca de la llegada de Hess, y Hitler esperaba que no hubiese llegado, que el avión se hubiera estrellado en el mar del Norte. Cuando finalmente los británicos anunciaron que Hess era prisionero, Hitler ordenó que fuera borrado de la memoria del partido, que todos los cuadros de él fueran removidos de cada oficina del NSDAP y que todos cuantos lo ayudaron fueran castigados. Dentro del año, Hess fue eliminado oficialmente del partido. Fueron arrestados asistentes, ordenanzas, secretarios y choferes. Algunos estuvieron en campos de concentración hasta 1944. Wolf estima que estas medidas fueron planeadas anticipadamente por Hitler en caso de que la misión de Hess fracasara. El 15 de junio, un mes después de su llegada, y viendo la evidente negativa de negociar de los británicos, Hess intenta un suicidio. Se lanza desde un rellano de un primer piso, quebrándose el fémur. Temerosos de otro intento de suicidio, así como de cualquier posibilidad de rescate, los británicos aislaron a Hess en una remota finca de campo con un contingente de tropa, un médico y varios psiquiatras.

Durante su confinamiento, sufrió una serie de enfermedades, que los británicos calificaron como “psicosomáticas”. Sin embargo, el hijo de Hess, Wolf, mediante cartas enviadas por su padre, se enteró del trato que su éste recibía en la prisión por parte de los guardias, lo que podría haber acarreado más de algún deterioro físico y mental. La luz no era apagada durante las noches, y las rondas que los guardias realizaban eran tan ruidosas, que le impedían descansar. También existe una carta del 15 de septiembre de 1949, en que un capitán de Spandau reconoce haber destruido "por razones de seguridad" las drogas que le habrían dado a Hess durante su prisión en Inglaterra. Se han publicado los diarios de los guardianes, entre 1941 y 1945, que demuestran que le daban drogas y lo envenenaban. Finalmente, lo mismo se afirma en el libro "El hombre más solo del mundo" del Coronel norteamericano Eugene Bird, quien fuera director de Spandau y logró ganar la confianza de Hess. El 30 de agosto de 1945, Hess es acusado, junto con otros veinte miembros del partido, como criminal de guerra. Debido al vuelo de Hess de 1941 a Inglaterra, el caso en su contra se hizo complicado para los aliados. Los cargos que se le imputaban se referían a acciones que se habrían llevado a cabo en Rusia y en campos de concentración alemanes, mientras él estaba preso en una cárcel británica. No estuvo presente en ninguna de las conferencias de Hitler cuando se discutían los planes para la defensa. Había estado fuera de Alemania durante la guerra. Pero de todos modos Hess fue acusado en los cuatro cargos del proceso de Nuremberg: “conspiración para librar una guerra agresiva”, “delitos contra la paz”, “crímenes de guerra” y “crímenes contra la humanidad”. La esencia del caso en contra de Hess fue que había sido “un temprano y rendido partidario de Hitler” (N.R.: en justicia, también debía acusarse al 98% de los alemanes de este cargo) y que “había apoyado lealmente las medidas represivas tomadas contra los judíos”. Hess fue el último acusado trasladado a Nuremberg, donde llegó el 8 de octubre de 1945. Para entonces Hess, de cincuenta y un años, había estado en una cárcel británica desde mayo de 1941 hasta el final de la guerra, es decir, todo el tiempo que duró la II Guerra Mundial. Los británicos sabían que él sería un acusado difícil cuando en enero de 1944 le escribió una carta a su esposa, Ilse, afirmando: “He perdido por completo la memoria; todo lo pasado se ha desdibujado como si estuviera detrás de una niebla gris. Ya no puedo recordar siquiera las cosas más comunes. Por qué ha sucedido esto, no lo sé” (algo tendrían que ver las drogas que se le administraban en ello). En Nuremberg, la amnesia continuó. Aunque los fiscales eran muy escépticos sobre su pérdida de memoria, Hess actuó de manera convincente durante los interrogatorios y en el juicio: no recordaba su vuelo a Inglaterra y no reconocía a Göering o a Karl Haushofer ni a ninguno de sus secretarios. Cuando se le mostró una fotografía donde aparecía él con Ilse y Wolf, los reconoció pero no pudo recordar ningún detalle. Aconsecuencia de la incapacidad que demostró para recordar casi todo lo que fuera de importancia, la contribución de Hess a su defensa fue mínima, aunque el doctor Alfred Seidl, su abogado, presentó todos los argumentos legales necesarios afirmando la inocencia de su cliente. Hess se negó a testimoniar en su propia defensa y no se llamó a ningún testigo. El mayor impacto del juicio se produjo cuando el doctor Seidl presentó el protocolo secreto del Pacto de No Agresión Soviético-Germano del 23 de agosto 1939. Este pacto incluía un protocolo adicional que revelaba que, a cambio de la no agresión, Rusia podría quedarse con Estonia y Letonia, además de Finlandia y Besarabia. Esta prueba ponía en evidencia que Rusia no tenía derecho alguno para juzgar a ningún acusado por los mismos crímenes que ella había cometido, y por lo tanto, el tribunal no era competente. Sin embargo, estos hechos fueron ignorados por el tribunal, pero la revelación del protocolo de todos modos aplicó un fuerte golpe de propaganda para los rusos. Ellos culparon a Hess por la revelación y nunca se lo perdonaron. Tampoco Hess ayudó en su propio caso cuando se le dio la oportunidad de hacer una declaración final. Fue la primera declaración de Hess en el juicio y sorprendió a personal del tribunal porque su estado mental se había estado empeorando, con la incapacidad de recordar de un día al otro. Hess ofreció un discurso vago, criticando a algunos de sus coacusados por sus “desvergonzadas expresiones sobre el Führer” y comparando el juicio con los juicios de purga en Moscú de la década del ’30. Göering tiró repetidamente de la manga de Hess mientras le susurraba: “¡Calle! ¡Calle!”. Hess lo ignoró. Finalmente, cuando sólo habían pasado veinte minutos, el tribunal lo interrumpió y solicitó una rápida conclusión. Hess se quejó de que al testimoniar no se le hubieran formulado todas las preguntas que él deseaba contestar. Entonces concluyó con voz firme: “Se me permitió trabajar por muchos años de mi vida bajo el más grande hijo que ha producido mi pueblo en su historia de mil años. Estoy feliz de saber que he cumplido mi deber con mi pueblo, mi deber como alemán, como Nacionalsocialista, como leal seguidor del Führer. No lamento nada. Si debiera comenzar todo de nuevo, volvería a actuar como lo hice, aun cuando supiera que al final debería morir en la hoguera. No importa lo que haga la gente, algún día estaré en el tribunal del Eterno. Le responderé a Él y sé que Él me juzgará inocente”. Como Hess no se arrepintió de nada, su actitud generó antipatía. Ninguno de los jueces estaba dispuesto a considerar con indulgencia a un hombre que públicamente reafirmaba su fe en Hitler y estaba orgulloso de no tener remordimientos. Los dos delegados rusos votaron por la ejecución, los dos norteamericanos y uno de cada par de los jueces británicos y franceses votaron por la encarcelación de por vida. Un delegado francés sentenció darle veinte años y el juez británico restante se abstuvo. La sentencia final fue de prisión perpetua. Hess fue el único acusado que fue hallado culpable -además de la conspiración- de sólo dos de los denominados “crímenes contra la paz”. Fue juzgado con las mismas bases que todos los demás. Nadie validó el hecho de que estuvo en Alemania sólo durante los nueve primeros meses de la guerra. De los sentenciados, Hess también fue el único que se negó a ver a su familia. Le escribió a su esposa: “Me he negado firmemente a encontrarme contigo o con toda otra persona en las circunstancias que considero muy poco dignas”. Después de la sentencia, le fueron arrebatados todo el material de lectura y de escritura de su celda. Durante el invierno, la calefacción fue cerrada por tres días. El 17 de octubre de 1946, Hess sufrió un violento ataque de calambres intestinales. Siete veces pidió un médico, antes de que llegara uno -cinco horas después de su ataque. Aunque sólo le dieron bicarbonato de soda, al día siguiente los guardias norteamericanos se rehusaron a darle medicina. Posteriormente, Hess fue trasladado varias veces de celda, cada una de las cuales carecía de calefacción y tenían ventanas rotas. El 20 de octubre de 1946, Hess presentó un petitorio de catorce puntos quejándose de deficiencias y hostigamientos. Pero antes que se trataran esos puntos, el 18 de julio de 1947, él y sus compañeros de prisión fueron trasladados a Berlín-Spandau. Spandau, un edificio parecido a una fortaleza, fue construido por el Káiser Guillermo en 1875, y fue pensado para albergar a seiscientos prisioneros. Durante el gobierno Nacionalsocialista sirvió como centro de interrogatorios. En 1947, los siete convictos y los NS sobrevivientes eran los únicos habitantes de Spandau. A cada uno se le conocía por un número, y Hess se convirtió, por los siguientes cuarenta años de su vida, en el prisionero número 7. Luego de la muerte de su madre, en octubre de 1951, Hess expresó signos de tristeza. En una carta escrita a su hijo Wolf, dice: “Es un mundo triste, lleno de sufrimiento acechando en el trasfondo, siempre pronto a atacarnos de repente, que culmina en la inmensa solemnidad de la hora de la muerte". Las reglas de la prisión eran -por decirlo de algún modo- estrictas. Hasta diciembre de 1948, los prisioneros no podían conversar entre ellos sin que se los castigara y, hasta 1956, tampoco podían recibir ninguna visita. A partir de esa fecha, se les permitió recibir una visita personal de quince minutos cada dos meses y -si estaban enfermos- podían quedarse en la cama sin violar las reglas. Por su parte, en junio de 1947, Ilse, la esposa de Hess, fue recluida en un campo de desnazificación en Göggigen, cerca de Augsburg, no siendo liberada sino hasta después de quince meses. A mediados de la década del ’50, el número de prisioneros se redujo a tres. Konstantin von Neurath, el protector de Bohemia y Moravia, fue el primero en ser liberado en 1954. Tenía ochenta y un años y su sentencia de quince años fue reducida a ocho por su mala salud. Vivió otros dos años. En 1955, Erich Raeder, ex almirante en jefe de la marina, fue liberado tras cumplir nueve años de su sentencia a cadena perpetua. La razón de la temprana liberación también fue la mala salud, y vivió otros tres años en libertad. En 1956, el almirante Karl Dönitz -legalmente (incluso, democráticamente) el sucesor de Hitler en el poder- fue liberado tras cumplir toda su condena de diez años. Finalmente, en 1957, Walter Funk, sucesor de Schacht como presidente del Reicshbank y ministro de Economía, fue dejado en libertad, a pesar de su condena a prisión perpetua, tras cumplir once años. También su salud urgió a su liberación, tras lo cual vivió otros tres años. En 1966, tanto Albert Speer como Baldur von Schrach cumplirían su sentencia a veinte años de cárcel. Hess sería el último y el único prisionero de Spandau. Su familia tuvo la esperanza de que fuera liberado, ya que era inadmisible la mantención de la fortaleza para mantener allí a un solo hombre. Wolf e Ilse comenzaron una lucha abierta por su libertad. El 1º de octubre de 1966, fecha en que fueron liberados los dos últimos compañeros de Hess, emitieron una Declaración a todas las personas pensantes del mundo. Ésta solicitaba que la sentencia de Nuremberg debía considerarse cumplida después de veinticinco años y afirmaba que el largo encarcelamiento de Hess era una: “situación cruel, hasta ahora desconocida en los anales del derecho moderno, y ni fue prevista ni deseada por la Corte de Nuremberg”. El destino que a Hess le había correspondido, fue “un subsiguiente agravamiento de la sentencia impuesta originalmente, y tal vez sea un proceso de extinción más terrible incluso que las ejecuciones de Nuremberg”. En 1967, un grupo de ciudadanos internacionales dieron su apoyo al movimiento de “Liberación para Rudolf Hess”. Se reunieron más de cuatrocientas mil firmas en cuarenta paises, entre las cuales se encontraban las de algunos judíos importantes, que se adhirieron por motivos estratégicos. Mientras Wolf Hess luchaba en generar una opinión pública favorable para libertar a su padre, el doctor Seidl, abogado de Hess, trataba de mejorar las condiciones de Spandau. Incluido en la propuesta de “privilegios especiales” de Seidl, de nueve puntos, estaba que se le permitiera a Hess usar un reloj, pasar sesenta minutos en el jardín en lugar de 30, tener un timbre en la celda para llamar a un guardia en caso de enfermedad, poder hacer su propio té o café así como tomar más de un único baño semanal, y poder decidir por sí mismo cuándo apagar la luz de la celda. Los aliados acusaron recibo de la carta de Seidl pero no hicieron los cambios por otros cuatro años. En 1969, la salud de Hess empeoró. Contaba ya con setenta y cinco años. A mediados de noviembre sufrió de insoportables dolores de estómago y comenzó a rechazar el alimento. Cuatro días después fue llevado al Hospital Militar Británico en Berlín, donde se le diagnosticó una úlcera al duodeno perforada. Las cuatro potencias custodias consideraron innecesario informar a la familia de Hess. Luego de esta experiencia, Hess decide finalmente ver a su familia.

El 8 de diciembre de 1969, solicita al directorio de Spandau “una visita de mi esposa y mi hijo, si es posible en la mañana del 24 de diciembre. Es la primera visita en 28 años y por lo tanto solicito que no haya testigos presentes en la habitación al comienzo del encuentro”. Hess ofreció permitir que los aliados grabaran la entrevista, prometió no estrechar la mano de su esposa o su hijo y preguntó si durante la media hora de tiempo permitido podrían hacer un almuerzo de Navidad, “con testigos presentes”. Los aliados aprobaron la solicitud para el encuentro, pero ninguno de los privilegios. Hess recibió a su familia en un cuarto de trece metros cuadrados, al que se accedía mediante un pasillo en el cual había cuatro guardias con ametralladoras. Su hijo relata el encuentro así:
“Cuando entramos en el cuarto, él estaba sentado a una mesa ubicada en el centro. Mi madre empezó a precipitarse hacia él, pero le recordé que no se permitía estrecharle la mano. Se lo veía sorprendentemente bien. Aunque estaba delgado, no se lo veía demacrado y lucía un buen color en el rostro, tal vez por las transfusiones de sangre. A pesar de que los cuatro directores y un guardia estaban sentados alrededor de nosotros, pudimos charlar bien con él. El estaba muy alerta. Todos nos controlamos muy bien, dada la situación. Me daba cuenta de que mi madre estaba al borde de las lágrimas, pero mi calma ayudó a que se controlara. Yo me había acostumbrado a ejercitar la autodisciplina con los años y eso me resultó útil en ese encuentro”. El guardia empezó a hacer una cuenta regresiva cuando todavía quedaban cinco minutos. Cuando Wolf e Ilse Hess se marchaban, miraron hacia atrás y vieron a Rudolf Hess apoyado en la mesa y agitando una mano en señal de saludo. Durante varios meses Hess estuvo en el hospital. Pese a la manipulación sionista de la prensa impedía que el caso fuera dado a conocer, los medios se interesaron por la historia y se creó presión para la posible liberación, especialmente en Gran Bretaña. Sin embargo, el 13 de marzo de 1970, toda esperanza se esfumó cuando, a los setenta y siete años, y apenas recuperado de una peligrosa enfermedad, Rudolf Hess fue devuelto a la cárcel de los aliados. Cada año, los británicos, los norteamericanos y los franceses afirmaban que estaban dispuestos a liberar a Hess, pero lo soviéticos rechazaban la propuesta. Sin embargo, nadie puede probar que hubiese alguna intención para aprobar la liberación, pues las reuniones de las cuatro potencias eran secretas y nunca se hicieron públicas las minutas. A Hess se le prohibió el acceso a la información sobre la guerra y el Nacionalsocialismo. Además, se monitoreaba severamente el contacto mundano con su familia. Se le permitía escribir una sola carta por semana a un miembro inmediato de la familia. El máximo de 1300 palabras siempre fue censurado. Las mismas restricciones fueron aplicadas a la familia. Una vez por mes -dos veces en diciembre, para Navidad- recibía una sola visita de una hora de un pariente inmediato. Esa visita debía ser solicitada con dos semanas de anticipación y la hora y la fecha la determinaban las autoridades de Spandau. En general, los cuatro directores estaban presentes en todas las reuniones familiares. Mientras las conversaciones eran en alemán, siempre había intérpretes presentes. Todo contacto personal estaba prohibido. Si se violaba alguna de esas normas, la reunión se interrumpía de inmediato. En una ocasión, cuando Hess nuevamente fue hospitalizado, instintivamente su hijo le tendió el brazo y tomó la mano de su padre para un apretón rápido pero firme. Fue la primera y la última vez que Hess tocó a su hijo desde que éste tenía tres años. Como consecuencia de ese apretón, los británicos reprendieron a Wolf oficialmente y le advirtieron que toda otra actividad prohibida podría acarrearle la prohibición de ver al padre.

Desde mayo de 1941, hasta su muerte, es decir, casi medio siglo, Hess vio a su hijo en 102 oportunidades, por un total de tiempo acumulado correspondiente a cuatro días, siempre en presencia de guardias y guardianes de la cárcel. El 22 de febrero de 1977, Hess trató de cortarse una de las arterias con un cuchillo. Estuvo próximo a la muerte, pero luego siguió una larga recuperación. El 28 de diciembre de 1978, sufrió un ataque que lo dejó casi ciego del ojo derecho y con la vista deteriorada en el izquierdo. El 4 de enero de 1979, por instancia de Wolf y del doctor Seidl, Hess escribió a los directores de Spandau y por primera vez personalmente solicitó su libertad. Su petición fue breve: “Debido a las malas condiciones de mi salud y porque me gustaría ver a mis dos nietos, solicito que se me libere de la prisión. Estoy convencido de que sólo me queda poco tiempo de vida y deseo señalar que en otros tres casos hubo una liberación prematura”. La petición de Hess fue seguida de cuarenta días de silencio hasta que se le informó oralmente que se rechazaba lo solicitado. Al año siguiente, en noviembre, Rudolf Hess volvió a solicitar la liberación. Después de tres semanas, los aliados volvieron a rechazar el pedido. En agosto de 1982, a los ochenta y ocho años, Hess tuvo un ataque de pleuresía que puso en riesgo su vida. Este se vio complicado por un dramático deterioro del corazón causado por dos pequeños ataques. Se quejaba incesantemente de dificultades respiratorias, de calambres intestinales y de visibles erupciones de la piel. En este estado, Hess decidió agregar condiciones a su pedido de liberación. Informó a los directores que aceptaría, al ser liberado, no expresar ninguna opinión política ni histórica ni tener relación alguna con la política. Esta vez las tres potencias occidentales contestaron por escrito, todas rechazando la petición. Una vez más, los soviéticos ignoraron por completo la solicitud de Hess. El 17 de agosto de 1987, a las dieciséis y diez minutos -según el informe médico- Rudolf Hess dejó de existir. Hubo distintas versiones oficiales acerca de las causas de su muerte. La más difundida fue que el prisionero de 93 años "se había suicidado ahorcándose con un cable eléctrico". Pero inmediatamente surgieron otras versiones que contradecían la primera. Como sabemos, posteriormente se comprobó que su muerte no había sido suicidio, -sino un premeditado asesinato cometido por agentes del MI5 inglés-, como hasta hoy aseguran los informes oficiales. Al rememorar esa fecha, hoy nos queda la sensación agridulce de que -si bien no hay nada que el enemigo deje de hacer para vencer nuestro ideal- ese día cometió uno de los mayores errores en el camino hacia su derrota: el mundo -pese a lo que se diga- no creyó en sus palabras. Por primera vez desde 1945 la verdad fue nuevamente saboreada. Y la verdad fue dicha desde un principio por Hess. Porque en sus propias palabras:
"Se me permitió trabajar por muchos años de mi vida bajo el más grande hijo que ha producido mi pueblo en su historia de mil años. Estoy feliz de saber que he cumplido mi deber con mi pueblo, mi deber como alemán, como Nacionalsocialista, como leal seguidor del Führer. No lamento nada. Si debiera comenzar todo de nuevo, volvería a actuar como lo hice, aun cuando supiera que al final debería morir en la hoguera.

No importa lo que haga la gente, algún día estaré ante el tribunal del eterno. Le responderé a El y sé que El me juzgará inocente".







"HONOR Y LEALTAD"

MIGUEL SERRANO






(Santiago de Chile, 10 de septiembre de 1917 - ibid., 28 de febrero de 2009),
escritor, político y diplomático chileno.
Pertenece a la generación literaria de 1938.
A pesar de ser sobrino del poeta Vicente Huidobro, se independizó de la influencia que éste ejerciera sobre muchos jóvenes de la época. Creador de un surrealismo mitológico expresado a través de una "poesía de la prosa" de resonancias míticas, Serrano es el representante de un "nacionalismo telúrico" que le ha llevado de sublimar el territorio de su patria, transformándolo en un centro espiritual del mundo. Auto declarado nacionalsocialista y defensor de la figura de Adolf Hitler, posteriormente se convertiría en uno de las más conocidas figuras del llamado nazismo chileno, mediante sus peculiares obras sobre “misticismo nazi”, siendo uno de los exponentes más conocidos en el nacimiento del extraño hitlerismo esotérico, también conocido como hitlerismo serranista de propia invención.



Serrano encabezó la representación política de su país, al frente de las embajadas de Chile en la India, en la desaparecida Yugoslavia y Austria, y fue uno de los irreductibles ideólogos del movimiento nacionalista en todo el mundo y Guía de una corriente mística neo-pagana. Es de sobra conocida su íntima amistad con el actual Dalai-Lama y con personalidades ya fallecidas como los escritores Hermann Hesse y Carl Jung, el poeta Ezra Pound, Indira Gandhi y el general de la Waffen SS, Léon Degrelle.



No pocos prejuicios envuelven la figura de Miguel Serrano. De porte distinguido, calidez humana, amplia cultura y penetrantes ojos azules, mantuvo, absolutamente intacta, su incondicional adhesión al Nacionalsocialismo histórico, asumida durante seis décadas. Esto, junto a sus intrincadas teorías esotéricas -donde misticismo, magia y realidad confunden sus límites- y una personal interpretación de la historia y los mitos indoeuropeos, lo han convertido en todo un personaje: polémico en sus opiniones, atípico como escritor.



Descendiente de una tradicional familia chilena, entre cuyos antepasados se cuentan arzobispos, religiosas y hasta una santa, Miguel Serrano Fernández -sobrino, a la vez, de Vicente Huidobro- asumió su propio camino en busca y defensa del Yo, una lucha por la "individuación", a la manera propuesta por Jung.



Ferviente defensor de su país y del territorio chileno -del cual dice extraer toda su fuerza- se desempeñó durante dos décadas como embajador: entre 1953 y 1962 en India; los tres años siguientes en la ex Yugoslavia, y hasta 1970 en Austria. Diez años en Suiza le permitieron ahondar en sus conocimientos y reflexiones.



Miguel Serrano fue además uno de los primeros civiles en visitar la Antártica, en 1948, habiendo escrito intensamente sobre los "oasis con vegetación" y las "aguas templadas" en la Antártida. El ejército chileno dio su nombre a una montaña en la Antártida, a modo de reconocimiento a su figura. No es ningún secreto que Serrano intentó varias veces encontrar la entrada al "mundo interior", de cuya existencia estaba absolutamente convencido.



Su última aparición pública fue junto al Cerro Santa Lucía en el centro mismo de la capital chilena, cuando al cumplir sus 88 años en una polémica ceremonia-ritual fue coronado con laureles como el poeta y mago de Chile, homenajeado por intelectuales, artistas, payasos y amigos, donde destacó la ofrenda del Premio Nacional de Literatura Armando Uribe, quien escribió para la ocasión la más profunda descripción del rol mítico que juega Serrano dentro del contexto literario chileno. Ese día 10 de septiembre de 2005 fue una verdadera despedida para gran escritor de la generación del 38.

Murió a la edad de 91 años, en la ciudad de Santiago de Chile, el Sábado 28 de febrero de 2009, a causa de un derrame cerebral.

FUERZA CHILE!!!



EL TERREMOTO DEL 27 DE FEBRERO DE 2010 FUE UN ACONTECIMIENTO CATASTROFICO QUE DAÑO A LA MAYORIA DE LOS CHILENOS.DEJO A MUCHOS SIN CASA, SIN FAMILIA Y CON UNA HERIDA EN NUESTROS CORAZONES DONDE REINO EL CAOS Y LA ENCERTIDUMBRE.

TENEMOS LA FUERZA PARA LEVANTARNOS Y DEMOSTRAR QUE SEGUIMOS CON LA FRENTE EN ALTO A PESAR QUE LOS MEDIOS DE COMUNICACION SON LOS QUE CAUSAN EL TERROR EN LA MAYORIA DE LOS HABITANTES DE NUESTRA PATRIA. DEBEMOS COMPRENDER LA DINAMICA Y RECORDAR QUE SOMOS PERSONAS, HUMANOS CIVILIZADOS, CELULAS DE UNA SOCIEDAD, SERES RACIONALES QUE FORTALECIDOS POR LA PROFUNDA ESPIRITUALIDAD NO SUCUMBIREMOS ANTE LA ADVERSIDAD.

MANTENGAMOS LA FRENTE EN ALTO Y LLAMEMOS A LA TRANQUILIDAD PARA QUE NUESTRA PATRIA PUEDA RENACER COMO EL FENIX DE LAS CENISAS.


CORDIALMENTE UN CIUDADANO NACIONALSOCIALISTA.

CRISTHIAN PANZERFAUST.


SALVE BANDERA DE MI PATRIA SALVE!!!

VIVA CHILE!!!

HITLER Y LOS ANIMALES







INTRODUCCIÓN


Hitler es el personaje histórico que cuenta con un mayor número de libros editados sobre su vida, sobre su actuación política y sobre su personalidad como Führer y Canciller del III Reich. Parece como si nada nuevo fuese posible añadir a lo ya escrito y, sin embargo, cada día las editoriales de todos los países anuncian novedades sobre tan conocido tema. Podríamos casi asegurar que el noventa por ciento de las editoriales en todo el mundo, poseen en sus catálogos uno u otro título sobre Hitler, sobre la guerra mundial o sobre la Alemania nacionalsocialista.

Lo conseguido por Hitler no lo han logrado sus enemigos. Comparemos el número de libros, artículos o fotografías publicados sobre Churchill, Roosevelt, Stalin etc. y nos daremos cuenta de que Hitler ha sido el verdadero protagonista del siglo XX.
¿Era Hitler un asesino? Los miles de títulos publicados hasta hoy parecen demostrarlo pero, en todos los países del mundo, surgen grupos, partidos o asociaciones más o menos grandes -formadas casi en su totalidad por jóvenes- que no han conseguido ser engañados por la propaganda. Ellos hablan de otro Hitler, de un Hitler humano, de un Hitler con sentimientos, de un Hitler que no entra en la historia como Calígula o Rasputín, sino como Carlo Magno, César, Carlos V o Napoleón, un Hitler que compite con esos grandes del pasado en importancia histórica, pero que en el aspecto humano es incluso muy superior.

Dentro de esta misma serie se ha editado otra obra titulada "Hitler y la Iglesia". En ella se nos ofrecen textos y fotografías totalmente olvidados y nos presenta la personalidad de Hitler en su justa dimensión en lo referente a este problema, se nos habla de un Hitler desconocido frente a un problema concreto que afectaba a la política, pero en el presente caso lo que queremos es ofrecer otro aspecto, desconocido o minimizado, de la vida de Hitler: su aspecto personal y humano. El tema puede parecer a primera vista falto de interés, pero aquéllos -por suerte cada vez más numerosos en nuestro mundo- que saben apreciar y amar a la naturaleza, y en especial a las criaturas que viven en ella, sabrán dar su justa importancia a la postura adoptada por el hombre más poderoso de la historia de la humanidad, frente a este problema.

¿Cuál es la razón por la que el álbum de fotos de Eva Braun ha sido considerado como un alto secreto durante un cuarto de siglo? Una vez publicadas todas sus fotografías -si es que lo han sido todas, lo cual nunca se sabrá- nadie ha podido comprender las razones que obligaron a este alto secreto a simple vista tan innecesario. Sin embargo, las razones eran verdaderamente importantes. Es habitual en los líderes políticos el utilizar fotografías de escenas familiares con fines propagandísticos. En Estados Unidos, por ejemplo, país en el cual se respetan y defienden los derechos de los animales -especialmente domésticos- un político no tendría porvenir brillante de no hacerse algunas fotografías con sus perros o. como ocurre en ocasiones, con perros prestados, que para los fines de la propaganda sirven igual.

Podía considerarse presumible que las fotografías que durante la época nacionalsocialista fueron publicadas en diversos libros -especialmente en los de la serie de su fotógrafo personal Hoffmann-, fuesen simples fotos de pose con fines políticos. Poco importaba pues que Hitler estuviese con niños, ancianos, obreros o con animales; podía tratarse de un simple recurso propagandístico. Pero, para que ésto fuese creído así, era necesario ocultar los álbumes de fotos de Eva Braun, pues en ellos se repetían, con mayor frecuencia todavía, esas fotografías que los malintencionados enemigos del nacionalsocialismo consideraban simple publicidad. Una gran parte de las fotografías que ahora publicamos en esta obra no han aparecido hasta después de la guerra y ello prueba que, por ser de idéntico tema a las que se publicaron entonces, no existe la posibilidad de una falsedad. Las fotografías que acompañamos son testimonios y documentos gráficos quizás incluso más convincentes que lo que podamos decir. Hitler era un amante de los animales y las fotos privadas de Eva Braun lo confirman, como lo confirman las publicadas por su fotógrafo Hoffmann después de la guerra, o las de Speer al salir de Spandau. No hay ninguna duda de ello.

Para la mayor parte de personas, sin embargo, el que Hitler amase o no a los animales carece de la más mínima importancia, pero para aquellos que admiramos su personalidad humana, este extremo tiene una importancia que me atrevería a considerar fundamental. Hitler fue un gran militar, un gran estratega, un gran político, un gran revolucionario, pero, lo más importante, lo que le diferencia de otros políticos, revolucionarios, militares o estrategas, más grandes todavía que él y que le precedieron en la historia, es que él era sobre todo y ante todo un gran hombre, un hombre total y completo, con unos sentimientos y una humanidad que le convierten en una persona única en la historia.

No es raro que este hombre con gustos sencillos y austeros, salido del pueblo y con sensibilidad de artista, tuviese para con los niños y los animales un amor especial y profundamente íntimo. El Hitler orador que entusiasmaba a las multitudes no era un demagogo barato formado en una escuela de agitadores profesionales; era un hombre que hablaba con el corazón y ésto es lo que impresionaba a sus seguidores. Cuando se conoce la personalidad de Hitler en sus aspectos más privados es cuando no podemos aceptar, ni siquiera como posibilidad remota, que Hitler ordenase un progrom o que condenase a millones de hombres a la muerte, pues, pese a esas imágenes un tanto irreales de personajes de la mafia o déspotas famosos que acarician a un gato mientras planean sus crímenes y asesinatos, no hay ninguna duda de que aquellas personas, que sienten compasión y amor -por los animales, son incapaces de matar por placer o por odio, siendo más lógico -y la experiencia nos lo enseña que sean los que desprecian a los animales y se complacen con su muerte y sufrimientos (corridas de toros, caza, tiro de pichón, peleas de gallos etc.) -es decir, esos seres que son capaces de matar por capricho a un animal que nada les ha hecho - los que, con mucha mayor razón, maten y asesinen con placer -cuando el orden deja de existir- a personas que sí les han podido hacer algo, lo cual les añada al placer de dar muerte que ya poseen, el de liberarse de un enemigo.

Como en tantos otros aspectos de la vida de Hitler, es necesario buscar a sus maestros inspiradores para comprender de dónde provenía su educación autodidáctica en lo que respecta a los animales. Fundamentalmente, tenemos que pensar en la influencia del maestro Ricardo Wagner y en este caso particular -aunque también en otros - en la del no menos conocido filósofo alemán -profundamente admirado por Hitler- Arthur Schopenhauer. Ambos genios, pero especialmente el primero, se caracterizaron por un profundo amor a los animales nacido de su no menos intenso amor por la naturaleza. No vamos a decir que ellos "convenciesen” a Hitler de nada, ese término, "convencer", difícilmente puede aplicarse a hombres con la gran personalidad de Hitler simplemente podemos hablar de "descubrir" o de "confirmar" lo que Hitler ya sentía. Desde su niñez fue un amante apasionado de las montañas y la naturaleza (1), amor que mantuvo hasta el día de su muerte, y, lógicamente, encontró en Wagner y Schopenhauer almas paralelas a las que se sentía unido por encima del tiempo. Wagner y Schopenhauer eran -al igual que Hitler - dos almas sensibles de un profundo romanticismo y si hablaban de respetar los bosques, las plantas y las flores, con mayor motivo propugnaban el respeto y defensa de los animales.

Schopenhauer sentía veneración y admiración especialmente hacia los perros de los que decía: "El perro, el único amigo del hombre, tiene un privilegio sobre todos los otros animales, un rasgo que le distingue, y es ese movimiento de cola tan benévolo, tan expresivo, tan hondamente honrado. ¡Que contraste en favor de esta manera de saludar que le ha dado la naturaleza, si se compara con las reverencias y horribles zalemas que cambian los hombres en señal de sentimiento! Esa seguridad de amistad tierna y de devoción por parte del perro es mil veces más segura, de presente al menos. Lo que me hace tan agradable la compañía de mi perro es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal. Si no hubiera perros, no querría vivir" (2), pero si bien esta postura es compartida por bastante gente, es más profundo en sus opiniones respecto al trato con los animales en las siguientes palabras: "La piedad, principio de toda moralidad, toma también a los animales bajo su protección, mientras que en los otros sistemas de moral europea se tiene para con ellos tan poca responsabilidad como miramientos. La pretendida carencia de derechos de los animales, el prejuicio de que nuestra conducta con ellos no tiene importancia moral, de que como se suele decir, no hay deberes para con los irracionales, todo esto es, ciertamente, una grosería que repugna; una barbarie de Occidente, que toma su origen del judaísmo... (3)

Es necesario recordar a esos desdeñosos de los brutos, a esos occidentales judaizantes, que igual que ellos fueron amamantados por sus madres, el perro también lo fue por la suya. La piedad hacia los animales está unida íntimamente a la bondad de carácter, de tal manera, que puede afirmarse con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser un buen hombre" (4). Estas ideas, escuetas pero que definen perfectamente una postura frente a la cuestión que nos ocupa, reflejan con exactitud la actitud de Hitler con respecto a los animales y, bien sea por influencia o por natural predisposición a pensar de igual manera. lo cierto es que Hitler sentía por los animales una especie de veneración y, en los últimos meses de su vida, ya en el Berlín cercado, repetía la conocida frase de Federico el Grande : "Cuanto más conozco a las personas más cariño siento hacia los animales".
Las ideas de Schopenhauer sin duda influyeron en las concepciones de Hitler pues, ya desde muy joven, había leído con gran interés sus obras. Durante la primera Guerra
Mundial, en su macuto llevaba siempre una edición del bolsillo de la obra principal de Schopenhauer: "El mundo como voluntad y como representación". Pero si las ideas del genial filósofo pudieron influirle, mucho más lo fue el caso de Ricardo Wagner cuya postura, por otra parte, era más ideológica y concreta en este tema.

Wagner era un gran amante de los animales lo cual se trasluce en todos sus escritos. En su obra "Mi Vida" encontramos frecuentes alusiones a sus animales domésticos y su sentimiento por su muerte. Su postura era conocida por todos y hacia el final de su vida empezó una serie de escritos sobre el tema, de carácter muy profundo.

Desgraciadamente, estos artículos no han sido muy difundidos pues pese a que los publicó en las "Bayreuther Bläter" y que por ser de los años 1880 y 1881 son representación de las obras del genial maestro en su madurez, han encontrado poca acogida, tal vez debido a su postura en apoyo de las teorías racistas de Gobineau o a su postura antijudía nuevamente puesta de manifiesto pero, sea como sea, lo cierto es que contiene ideas de gran valor para comprender la influencia ejercida sobre Hitler quien conocía minuciosamente todas las ideas del compositor de Leipzig. Wagner, en la obra en la que se recopilan estos artículos (5), nos dice: “... así pues, si la vista del toro ofrecido a los dioses despierta ahora espanto, he aquí que, sin embargo, un diurno baño de sangre es sustraído, en pulidos establecimientos de carnicería, bien lavados con agua, a los ojos de todos aquellos que, luego, en la mesa, se encuentran servidos y condimentados hasta la irreconscibilidad, los gustosos trozos de carne de los animales domésticos asesinados".

Wagner creía que la regeneración de la raza humana estaría fundamentada en buena parte en el vegetarianismo como principio moral y no dietético y escribía en la misma obra mencionada: "... entre estos últimos, en nuestro tiempo, se pueden citar la constitución de las asociaciones vegetarianas; solo que incluso en medio de estos grupos de hombres, que parecen haber captado inmediatamente el punto focal de la cuestión de la regeneración del género humano, se suele oír, por parte de algunos miembros del más elevado sentir, el lamento de que sus compañeros practican la abstención de la alimentación cárnica a lo más sólo por razón de dietética personal sin ninguna referencia a la gran idea regeneradora, que debe constituir el verdadero problema si tales grupos quieren adquirir en algún momento fuerza moral. Junto a ellos se encuentran, con una cierta eficacia práctica ya conquistada, las sociedades protectoras de animales: en realidad estas últimas, que igualmente buscan el ganar el favor popular desterrando fines utilitarios, podrían, en lugar de eso, obtener éxito verdaderamente notables una vez que elaborasen los argumentos de la piedad con los animales, hasta encontrarse con la más profunda tendencia del vegetarianismo, una fusión de ambos movimientos, fundada en esta interpretación debería desarrollar una fuerza de penetración considerable. No menos éxito debería obtener un llamamiento, por parte de ambos grupos, a motivos más altos de los hasta ahora salidos a la luz entre las leyes antialcohólicas".

Las ideas expuestas de Schopenhauer y Wagner son muy importantes. Observemos la postura ideológica derivada de sus palabras. En cuanto a Schopenhauer se refiere, vemos la denuncia del origen judío en la falta de amor a los animales, es decir, saca el problema de un plano de simple sentimentalismo para hacernos comprender que la importancia del buen trato para con esos seres inferiores es lo que da la grandeza a nuestra raza. Con respecto a Wagner, las consideraciones son todavía más importantes. Wagner defiende el vegetarianismo, pero no lo hace por razones dietéticas, como es corriente en el cien por cien de los vegetarianos. A Wagner las razones dietéticas no le importan; sus razones para no comer carne son siempre de tipo moral y nunca dietético. Podríamos decir que Hitler y Wagner eran vegetarianos como resultado de su supresión de la carne como alimento, eran anti-carnívoros más que vegetarianos. La postura de Wagner fue sin duda compartida por Hitler. Cuando Wagner nos dice que el vegetarianismo sin la protección a los animales carece de sentido, sienta las bases de un nuevo concepto del vegetarianismo, un concepto moral, que es el seguido por Hitler. Hasta qué punto fue Wagner el que determinó la postura de Hitler lo vemos en las siguientes palabras de su amigo de juventud, August Kubicek: "leía con febril interés -se refiere a Hitler - todo lo que caía en sus manos acerca del maestro, Donde le era posible se procuraba en especial toda suerte de literatura biográfica sobre Ricardo Wagner, leía sus memorias, cartas, diarios, su autobiografía, sus confesiones. Conocía los episodios más triviales de su vida" (6). Creemos que hay fundamentados motivos.

La postura de Hitler frente a los animales se puede sintetizar en tres puntos fundamentales:

Primero.- Su vegetarianismo basado en evitar la muerte de los animales.

Segundo.- Su postura contra la caza deportiva, admitiéndola -lógicamente- cuando se practica por razones de subsistencia.

Tercero.- Su amor a la naturaleza, que le hacía sentir admiración por la belleza de las montañas, los bosques y las flores, pero que le obligaba, todavía más, a sentir amor por las criaturas vivientes que habitan esa naturaleza.



I

Es insólito encontrar un vegetariano que no empiece una conversación, durante una comida, sobre las ventajas dietéticas del vegetarianismo, ponderando sus excelentes virtudes y hablándonos de casos insólitos de ancianos de 80 o 90 años que todavía montan en bicicleta o que practican cualquier otro deporte durísimo. Esos vegetarianos, que son la casi absoluta totalidad, se abstienen de comer carne como el diabético procura evitar el azúcar, simplemente por razones físicas. Esto hace que existan mil distintos tipos de vegetarianos, tantos como partidarios de uno u otro régimen. Los hay que admiten ciertos tipos de carne, especialmente el pescado. La gente que no conocía a Hitler -y todavía hoy algunos pseudo-historiadores- consideraban el vegetarianismo de Hilter como una señal de debilidad en el aparato digestivo y ésto, hasta tal punto así, que nos relata su fotógrafo personal Hoffmann la siguiente anécdota: "Aquella noche había yo aceptado una invitación para cenar en casa de Goebbels, en la Reichskanzlerplatz. Por deferencia a Hitler no sirvieron naturalmente carne. Aparte de los platos vegetarianos había, sin embargo, pescado, una gran carpa que ofrecieron en primer lugar a Hitler y que el rechazó. La señora Goebbels se disculpó: “Creí que tomaba vd. pescado, mi Führer, ya que el pescado no es carne...” Hitler dijo sardónico: “Supongo entonces que el pescado es, según usted, mi querida señora, una planta" (7).

Hitler, que comprendía la postura del resto de personas respecto al problema de la consumición de carne, que sabía que era era necesaria una labor educativa para dejar clara la postura vegetariana y que nada se conseguía con buenas intenciones en las sobremesas, tenía, como hemos visto, un gran sentido del humor al tratar el problema. Con frecuencia llamaba a sus compañeros de mesa, en tono irónico, "consumidores de inmundicia", "devoradores de carroña", "comedores de cadáveres" etc. pero "no ejercía la menor presión sobre sus invitados por lo que hace referencia a la alimentación vegetariana, aun cuando hablase con frecuencia del tema" (8). En una ocasión, Hitler, con su habitual sentido del humor, dijo al Almirante Fricke: "Sobre todo, no vaya usted a creer que voy a prohibir, por decreto, que la Marina consuma carne.

Suponiendo que la prohibición de la carne hubiera sido un artículo de fe del nacionalsocialismo, ciertamente nuestro movimiento no habría conseguido el triunfo. En seguida nos hubieran preguntado: ¿Para qué se creó entonces la pierna de ternera?. Actualmente la base de nuestra alimentación son las patatas, y sin embargo, sólo el uno por ciento de las tierras se consagran en nuestro país a su cultivo. Si fuera el tres por ciento, tendríamos más patatas de lo que hace falta. Los pastos cubren el treinta y siete por ciento de nuestro suelo. Ahora bien, no es el hombre el que los consume; el que come hierba es el ganado" (9), pero pese a estas palabras, Hitler vaticinaba: "Hay una cosa que puedo predecir a los que comen carne, que el mundo futuro sera vegetariano" (10), aunque ésto debería ser fruto de un proceso regenerador basado en una labor educativa en el sentido de Wagner, es decir, en el sentido del propio Hitler.

La postura vegetariana, no basada en razones dietéticas, nos la explica una de sus secretarias: "Para apartar a sus invitados del consumo de carne, le gustaba disertar en la mesa acerca de lo que representaba la carne como materia muerta y podrida. Cuando alababa en cambio su régimen vegetariano, se lanzaba a hacer descripciones eufóricas sobre la manera de cómo se producían los elementos. Nos descubría al campesino sembrando su campo, con gestos amplios y majestuosos. Luego aquél trigo echaba raíces, crecía y se convertía en un verdegal que se doraba poco a poco al sol. Estos cuadros bucólicos abogaban a sus ojos por la vuelta a la tierra y a los productos naturales. Pero estos monólogos poéticos terminaban siempre con su tema favorito: la repugnancia que el consumo de carne debería inspirar al hombre. Tenía una manera de describir el trabajo sanguinolento en los mataderos, la matanza de animales y su descuartización que provocaba náuseas en los convidados animados de mejor apetito" (11), esta repugnancia reflejada en los rostros de sus invitados era -según nos refiere la misma secretaria- para Hilter "una confirmación de sus principios", y cuando alguien se resistía a aceptar sus argumentos -al margen de que siguiese o no comiendo carne- Hitler decía: "Es muy difícil persuadir a un caníbal de que no tiene que comer carne humana. Según sus concepciones, ésto es una ley de la Naturaleza. " ( 12).

La postura de Hitler respecto a este problema nos es explicada, en forma bellísima, por su Secretario Rudolf Hess, otro defensor del vegetarianismo -o mejor dicho, el otro defensor -, quién también consideraba el problema desde el punto de vista moral. El 31 de enero de 1954 escribía a su esposa desde la prisión de Spandau, contestándole una carta que ésta le había escrito relatándole un accidente sufrido por un perro propiedad de la señora Hess, en los siguientes términos: "Me conmovió la desgracia del pequeño perro. ¿Puede dudar alguien realmente de que exista un alma finamente modelada en los animales? No lo puedo remediar: la idea de matar y de comer una criatura con una vida interior más sensible que la de muchos hombres es horrible, independientemente de que haya pueblos que son especialmente aficionados a la carne de perro. No creo que el alma de otros animales -animales que son alimento normal para el hombre- se encuentre por debajo de la del perro. Teníamos una vez nosotros un cervatillo en Reicholdsgrün que vino a nosotros como un bebé para que lo alimentásemos y que se convirtió pronto en un inseparable compañero de juegos de los s niños aunque quería también a los mayores, los cuales le correspondían, hasta que por fin un día, escapándose del jardín, salto el arroyo desapareciendo en el bosque, donde pronto encontró el amor de un ciervo, amor que superó a todo lo demás, quedándose en el bosque Pero cuando nosotros caminábamos por el bosque se nos aparecía para saludarnos, incluso cuando estaba acompañada por crías, contemplada por los de su especie que ciertamente, se extrañaban, pues debido a su instinto habían aprendido lentamente que la bestia debe comportarse con extrema prudencia con respecto al hombre.

“Nuestro cervatillo nos visitaba de tiempo en tiempo incluso en el jardín y en la casa ¿qué pensamiento tan absurdo sería el haber aprovechado una de estas ocasiones para matarle porque su carne sabe tan bien?, lo mismo podría decirse del, para nosotros menos simpático, ganado vacuno: no hay más que ir a un matadero y contemplar como la pobre víctima imaginando su destino, es empujada hacia el matarife. Uno que fue vegetariano durante 15 años de su vida (Se refiere a Hitler pero no lo menciona por su nombre, debido a la estricta censura que le impide cualquier alusión política.) me dijo en una ocasión que la mayoría de los hombres renunciarían a comer animales si se viesen obligados a matarlos personalmente y yo estoy convencido por mi parte de que con el progreso hacia formas superiores de cultura y de ética nuestra especie acabará por fin apartándose con horror de toda forma de canibalismo, incluso de las aún hoy practicadas" (13).

Estas palabras de Hess expresan en forma maravillosa la postura de Hitler y, como hemos visto, la de Wagner, respecto a este problema.

La única razón, al margen de ese sentido moral, que impulsaba a Hitler al vegetarianismo, era la austeridad de costumbres del Canciller alemán. La comida vegetariana era mucho más austera, lo que armonizaba mejor con su forma de comportamiento. Todos los que vivieron con Hitler, y así también los ya mencionados Otto Dietrich y la secretaria de Hitler, nos hablan de la austeridad en sus comidas, platos únicos incluso para sus invitados importantes. Nos dice Dietrich en la obra citada: "Hitler obsequiaba a sus invitados con una alimentación buena y abundante, pero jamás con una cocina refinada y exuberante, e incluso también con el consabido plato único. Con motivo de los grandes banquetes oficiales no se servían otros platos que una sopa o entremeses y un plato fuerte y postres". Hitler, hombre de vida sencilla y austera, que no fumaba ni bebía, encontraba en el vegetarianismo no sólo la práctica de su doctrina moral con respecto al trato con los animales sino también una dieta más acorde con su manera de ser en otros aspectos.

Al margen de la cuestión se ha discutido la fecha en que Hitler empezó a ser vegetariano. Según la carta de Hess, lo fue durante 15 años, es decir, desde 1930. Su secretaria nos dice que desde 1931, mientras que Augusto Kubicek nos explica que, en una ocasión, Alberto Bormann -hermano del conocido Martin Bormann- le preguntó si Hitler en su juventud había sido ya vegetariano, lo cual indicaba que no había mucha gente que supiese la fecha exacta. Sin embargo el año 1930 o 31 es fecha muy probable. En aquel tiempo, Hitler todavía no había llegado al poder pero gozaba de una total independencia en su vida personal cosa que, anteriormente, residiendo en cuarteles o como jefe de un partido en formación, obligado a comer en casa de algunos camaradas por no disponer de recursos propios, no le hubiese sido posible. Hitler empezó a ser vegetariano en el mismo momento en que hubiera podido permitirse abundantes banquetes que antes le estaban vedados por razones económicas, sin embargo eligió el camino que le indicaba su moral: el vegetarianismo.



II

Otro aspecto determinante del carácter de Hitler con respecto a los animales es la profunda repugnancia que le producía la caza. Todos aquéllos que tuvieron ocasión de convivir con él nos hablan una v otra vez de su postura totalmente adversa hacia este criminal deporte.

Quizás la postura de Hitler contra la caza, que provenía de su amor a la naturaleza, la tengamos reflejada en una anécdota, un tanto jocosa, pero que nos muestra por otra parte la personalidad de Hitler frente a este problema. Dice Hoffmann: -Al levantarse por la mañana en el Berghof, Hitler bajaba directamente a la terraza del piso bajo. Allí, en aquel preciso momento, contemplaba un espectáculo único: dos águilas enormes trazaban en su vuelo, círculos en el cielo. Hitler las vigilaba con sus gemelos. Pero un día, consternado, no vio más que un águila sola ¿Qué había sido de la otra? Ninguna respuesta pudo colmar su ansiedad. Durante varios días, se discutió sobre aquello, a su alrededor. Sabíamos que le tenía muy preocupado la desaparición de aquella águila. Algún tiempo después, decidió volver a Obersalzberg a pasar su cumpleaños. Nuestro grupo salió de Munich. A cincuenta kilómetros de la llegada un rápido coche se acercó a nosotros, viniendo en sentido contrario y a pesar de la velocidad con que nos cruzamos, Hitler observó que una gran ave disecada, con las alas abiertas, iba colocada en el asiento trasero. Detuvo la comitiva:

- Creo que es mi águila -gritó. El comandante de escolta, a las órdenes del Standartenführer Rattenhuber tuvo que dar la vuelta y alcanzar aquel coche.

- Si estoy en lo cierto, nos decía Hitler, les prometo que esos miserables van a sufrir un castigo ejemplar. Lo mismo que el destinatario del regalo.

La cólera que se traslucía en su rostro no presagiaba nada bueno.

Una hora después, el auto del comandante volvió a toda marcha. Nos paramos y acudió Rattenführer:

- Tenía razón, mi Führer. Era el águila de las montañas.

- ¿Su destinatario.? - interrogó Hitler con voz amenazadora. Rättenhuber vacilaba. Y al final dijo, sin embargo:

- El águila ha sido remitida a vuestra residencia de Munich en la Prinzgerenstrasse. Está montada sobre un zócalo de mármol que lleva esta inscripción: A nuestro bienamado Führer. Recuerdo de sus montañas 20 de abril, del grupo local del Partido NSDAP. Berchtesgaden" (14). La anécdota, pese a su humorístico final pone de manifiesto no sólo la sensibilidad de Hitler como amante de la naturaleza, sino también el lamentable hecho de que debido a la falta de una labor educativa adecuada, la gente de la calle no es consciente de lo inhumano de la caza y así --como ocurre aquí con las corridas de toros - son capaces de matar más y más animales sin ser conscientes de su salvaje acción.

Hitler comentaba: - El elemento más simpático en la caza es el animal, después el cazador furtivo. Él por lo menos pone su vida en peligro. El último tipejo puede declarar la guerra a un corzo. La lucha es demasiado desigual entre un fusil de repetición y un conejo que no ha progresado desde hace tres mil años. La caza no es un deporte popular. Si fuera cazador ello me perjudicaría más ante mis partidarios que una batalla perdida", (15) siendo el tema de la caza uno de los más frecuentes. Hoffmann nos dice lo siguiente: “HitIer detestaba la caza. Hablar de ella era uno de sus temas favoritos. Si Goering, el Montero Mayor, se encontraba en sus proximidades, se complacía en mofarse del arte cinegético.

“Como profesión, no tengo nada contra la caza- afirmaba.

Mas hoy la caza se ha convertido en una moda; todo funcionario del partido siente la necesidad de pertenecer a algún sindicato o grupo de cazadores, con objeto de inmolar sin hacer distingos a todos los animales de la tierra que han quedado reducidos al silencio.

- Goering no estaba de acuerdo. Defendía el punto de vista del cazador alemán, al que presentaba como protector de los bosques. Hitler bromeó:
- Sí, es cierto. El cazador protege y defiende a los desgraciados animalitos hasta que llega el momento en que cree que ha de matarlos. El ojeador advierte a su amo acerca del momento y el lugar en que el animal hará su aparición, entonces el amo, cómodamente instalado detrás del anteojo espía a su víctima para asesinarla. Después, el glorioso cazador, vuelve a casa llevando la presa.

Pero nuestras nuevas leyes sobre la caza prohiben la matanza sin discriminación -discutió Goering (Goering, pese a ser un gran aficionado a la caza era, por ejemplo, enemigo de la vivisección que combatió con éxito en Alemania.) Además, el verdadero cazador encuentra mayor placer en atacar a los animales salvajes.
- Y bien -contestó Hitler entonces, ¿por qué no siguen el ejemplo del duque de Windsor? Le he preguntado si le gustaba la caza. Le gusta, en efecto... pero no con una escopeta: no lleva más armas que su cámara fotográfica.

“AGöring le quedaban todavía otros argumentos. ¿No tenía, acaso, la caza una importancia política? Los diplomáticos extranjeros se mostraban siempre encantados de aceptar una invitación para una cacería y los problemas parecían menos arduos cuando eran discutidos en un coto de caza que cuando lo eran alrededor de una mesa de conferencias.

"Hitler admitió que tal vez existiera una especie de francmasonería del bosque.
- No sé nada de la caza -repitió- Ahora bien, si la muerte de los animales puede contribuir a mejorar las relaciones políticas, pondré con mucho gusto mis cotos a la disposición de nuestros huéspedes extranjeros.

"Hitler había pronunciado tales palabras en un tono sarcástico lleno de desprecio.
- Además, aplaudo al cazador furtivo. Sabe mucho más acerca de la naturaleza que todos vuestros cazadores domingueros. Es audaz y valiente, con dinero seguiría cazando por su propia satisfacción.

- ¡Usted bromea, mi Führer!

- ¡Al diablo las bromas! Si usted se llama cazador, ¿por qué no combate con un animal salvaje con armas iguales ¡Sí señor Montero! Si yo le viera a usted matando un jabalí con una lanza, no dejaría de felicitarle. Y si ese viejo editor, el gordo Müller, atrapara con sus manos y a la carrera una liebre, le felicitaría por sus aficiones deportivas. Siento el mayor respeto por el hombre que hace frente a un tigre en la selva, pero ninguno hacia los Nemrod que se aprovechan de la época de celo para sentarse junto a un árbol y abatir un animal confiado que hace el amor a su hembra
"Estaba fuera de sí.

A partir de hoy -gritó-, prohibo a todo miembro del Partido, si estas actividades no forman parte de su profesión, que acepte o haga una invitación para ir de caza.

Encargaré al Ministro de Justicia que disminuya las multas por caza furtiva y ordenaré a Himmler que ponga en libertad a todos los cazadores furtivos que están detenidos, y que forme con ellos un cuerpo escogido de guardas de caza que proteja a los animales salvajes" (16).

Diversas medidas contra la caza tuvieron a Hitler por gran impulsor. El jefe, de Prensa del Reich. Otto Dietrich, nos dice en la obra ya mencionada: "Durante los últimos años de la guerra prohibió, de pronto, toda clase de artículos en la prensa que hicieran referencia a la caza".

Por último, y a fin de no repetirnos sobre el tema, citaremos unas palabras de Albert Speer, otro de los miembros del círculo íntimo de Hitler: "La pasión que Goering sentía por la caza era uno de sus temas preferidos:

- ¿Cómo podrá una persona entusiasmarse por una cosa así? Matar animales cuando hay que hacerlo es cometido del matarife. Pero gastar encima montones de dinero... Comprendo perfectamente que tiene que haber cazadores profesionales para rematar a los animales enfermos ¡Si al menos el ejercicio de esta actividad encontrase algún peligro, como en las épocas en que se cazaban animales salvajes empleando lanzas... ¡Pero hoy, cuando todos, aunque tengan una buena barriga, pueden derribar con toda seguridad a un animal desde lejos... La caza y las carreras de caballos son los últimos restos de un mundo feudal ya extinguido" (17).

Si tenemos en cuenta que tanto Hoffmann, como Dietrich o como Speer y en general todos los del círculo íntimo de Hitler, preceden a las palabras de Hitler sobre la caza las de que era uno de sus temas preferidos, podremos ser conscientes de la importancia que Hitler concedía a la lucha contra ese bárbaro y cruel deporte.
El que fue amigo de juventud de Hitler -ya mencionado - August Kubicek nos explica en su libro su sorpresa por la importancia que Hitler concedía a los más pequeños detalles: Entre otros, nos cita el caso, para él insólito, que se produjo con motivo del 80 aniversario de la madre de Kubicek. Hitler la conocía pero, al igual que a su amigo, no la había visto desde los años juveniles en Viena, cuando Hitler tenía 17 años. Sin embargo Hitler tenía la costumbre, en aquella época, de terminar sus cartas con saludos para la madre de Kubicek.

En 1933, Kubicek escribió a Hitler, cuando éste fue nombrado Canciller. Se vieron en un par o tres de ocasiones, especialmente en los Festivales wagnerianos de Bayreuth a los cuales invitó Hitler a su amigo de juventud. La guerra impidió una mayor relación entre ambos; sin embargo, nos cuenta Kubicek la sorpresa que tuvo su madre cuando, en 1944, recibió de Hitler un paquete conteniendo alimentos -tan necesarios en aquella época- el día de su 80 cumpleaños.

El que el hombre más poderoso de la tierra, entonces con todos sus ejércitos en retirada y con miles de problemas, tuviese tiempo para acordarse de la madre de Kubieck y de tantos otros pequeños detalles, sin perder por ello el control de la situación militar, es una prueba de la capacidad de ese hombre genial, que sabía que, pese a la difícil situación por la que atravesaba su país, no podía olvidarse el alma por el hecho de que tuviese que defenderse el cuerpo. Hitler quiso que los conciertos siguiesen su habitual periodicidad, pues aunque él mismo, gran aficionado a la música en general, se autoprohibió la asistencia a los mismos para compartir en la medida de lo posible las penalidades de sus soldados, quiso que ese necesario alimento espiritual estuviese al alcance de todos.

Esta faceta de la personalidad de Hitler es la que nos hace comprender que en plena guerra prohibiese los artículos sobre caza en la Prensa, o que hasta el último momento mantuviese unas cartillas de racionamiento para perros. Hitler sabía que aquellas personas que poseían animales domésticos no los iban a matar simplemente porque estaban en guerra. Comprendiendo su situación, quiso evitar que los poseedores de animales domésticos tuviesen que renunciar a una parte de su propio sustento para alimentar a sus animales y para no añadir una penalidad más a la guerra en sí, instituyó las cartillas de racionamiento para perros, caso insólito y que fue criticado por algunos sectores.

Nos dice Otto Dietrich: "Muchas veces, en tiempos de paz. habló apasionadamente en favor de la protección de los animales. Sentía compasión por los animales a los que atribuía una cierta capacidad de pensar... una compasión que jamás sintió por los seres humanos. Le llenaban de ira los malos tratos a los animales", estas palabras, que, como se desprende de su contenido, son propias de un enemigo de Hitler, nos muestran sin temor a equívocos que el amor por los animales que sentía Hitler era auténtico, reconocido por sus enemigos, que procuraban desfigurarlo demagógicamente. Se elaboró en el III Reich una legislación de protección a los animales inspirada por Hitler, persona que, ya desde pequeño, sentía veneración y respeto por ellos. Nos explica Kubicek que ya a sus 16 y 17 años Hitler sentía un amor ilimitado hacia la naturaleza en medio de la cual se hallaba como en su propio ambiente, por otra parte nos explica asimismo Kubicek que ya en aquellos tiempos hablaba de la deficiente actuación de las sociedades protectoras de animales que -lo que indignaba mucho a Hitler- permitían que los perros San Bernardo fuesen utilizados para tirar de los carros de la leche, lo cual era agotador e indignaba al futuro Führer de Alemania.

A lo largo de su vida, Hitler poseyó una gran cantidad de animales, casi en su totalidad perros, aunque, según su secretaria, tuvo también un gato llamado "Peter" que ésta le regaló y por el que Hitler sintió pronto cariño aunque habitualmente no le gustasen los gatos por su afición a cazar pájaros. Pese a ello decía: "Decimos que los gatos son juguetones. Quizá piensen ellos lo mismo de nosotros. Nos aguantan todo lo que pueden y cuando están hartos de nuestras niñerías, nos largan un zarpazo" (18).

Otto Dietrich en 1937 nos dice: “Frente a la casa, ahora como antes, se oyen los murmullos de la vieja fuente que baja de los prados empinados del monte y a los tres mastines, Muck, Wolf y Blondi, como buenos amigos del Führer, le dan guardia segura” ( 19).-

Además de éstos, sabemos que tuvo un scotch Terrier llamado “Burly”, “Foxy” un perro que poseyó durante la primera guerra mundial y "Wolfi" el último de sus fieles amigos.

En "Conversaciones sobre la guerra y la paz”, se halla explicada por Hitler la historia de su perro ”Foxi”: "¡Cuántas veces en Fromelles. durante la guerra mundial, pasé el tiempo observando a mi perro “Foxi”. Cuando volvía de paseo con una perra enorme que le hacía compañía, le encontrabamos cosido a mordiscos. Apenas le habíamos vendado y por poco que nos distrajéramos, se sacudía aquel fardo inoportuno.
"Una mosca se pone a zumbar. Foxi está tendido cerca de mí con el hocico entre las patas. La mosca se acerca. Él se estremece y la mira como hipnotizado. Su hocico se
arruga, toma una expresión de viejo. De repente, ladra y se observaba en él, como si se tratara de un hombre, la progresión de la cólera que le invadía. Era un buen animal.

"Cuando comía estaba sentado cerca de mí y seguía con los ojos mis movimientos. Si al quinto o sexto bocado no le había dado nada, se incorporaba y me miraba como diciendo: ”Y yo, ¿no estoy aquí?” Es enorme lo que he querido a aquel bicho. Nadie podía tocarme sin que Foxi se pusiera furioso. No seguía a nadie más que a mí.

Cuando llegó la guerra de gases, no pude continuar llevándolo a las primeras líneas. Eran mis compañeros los que le daban de comer. Cuando volvía después de dos días de ausencia, ya no quería separarse de mí. En la trinchera todo el mundo le quería. Durante las marchas corría alrededor de nosotros, observándolo todo: no se le escapaba nada. Lo compartía todo con él. Por la noche se acostaba a mi lado.

“¡Y pensar que me lo robaron! Hice el proyecto, si salía vivo de la guerra, de proporcionarle una compañera. No habría podido. separarme de él. Nunca en mi vida he podido vender un perro. Foxi era un verdadero perro de circo. Conocía todos los trucos.

"Me acuerdo: fue antes de llegar a Colmar. -El ferroviario que quería conseguir a Foxi pasó dos veces por el vagón y me ofreció doscientos marcos. "Aunque me diera cien mil no lo tendría Vd." Al bajar en Harpsheim me apercibo súbitamente de que el perro ha desaparecido. La columna se pone en marcha ¡Me era imposible quedarme detrás! Estaba desesperado. El sinvergüenza que me robó mi perro no sabe lo que le hizo.

“Fue en enero de 1915 cuando le puse la mano encima a Foxi. Estaba persiguiendo una rata que había saltado a nuestra trinchera. Se defendió tratando de morderme pero no le solté. Le llevé conmigo a la retaguardia. Constantemente trataba de escaparse. Con una paciencia ejemplar (no comprendía una palabra de alemán) le acostumbré poco a poco. Al principio no le daba más que bizcochos y chocolate (estaba acostumbrado a los ingleses que tenían mejor alimentación que nosotros). Después me puse a educarle. Estaba siempre pegado a mí En aquel momento mis compañeros no querían oír hablar de él. Yo no solo tenía simpatía por ese animal, sino que me interesaba estudiar sus reacciones. Terminé por enseñarle de todo: saltar obstáculos. subir por una escalera de mano, bajar de ella. Lo esencial es que un perro duerma siempre al lado de su amo. Cuando debía marchar a las primeras líneas y el combate era fuerte, le ataba en la trinchera. Mis compañeros me decían que no se interesaba por nadie durante mi ausencia. Hasta de lejos me reconocía. ¡Qué entusiasmo desplegaba en mi honor! Su alegría más grande era cazar ratas. Hizo toda la batalla del Somme y la de Arras. No era nada impresionable. Cuando estuve herido fue Karl Lanzhammer quien le cuidó. A mi vuelta se me echó encima con frenesí “Cuando un perro dirige su mirada hacia adelante de un modo vago y con ojos lánguidos se sabe que las imágenes del pasado desfilan por su memoria ( 20).
El afecto que sentía Hitler por los perros era evidente para todos los que le conocían. El mismo Goebbels, que le visitaba raramente, dice en una ocasión: "... un perrito que le fue regado recientemente jugueteaba por la habitación. El Führer adora a este perro. El can puede hacer lo que se le antoje en el refugio. Por el momento es el ser que está más cerca del corazón del Führer- (21) y la costumbre de que el perro duerma con su amo la conservó Hitler hasta el final de su vida, pues aunque habitualmente sus perros disponían de un lugar amplio para ellos, hacia el final de la guerra en una ocasión que estuvo enfermo, tuvo a su perro predilecto Blondi junto a él, siendo el animal el que le despertaba.

Casi siempre tuvo Hitler perros pastores pero nos cuenta su secretaria la historia de "Burly": dice: "Antes de la toma del poder le regalaron un scotch terrier, al cual se había aficionado mucho. La perrita era tan zalamera y cariñosa que se divertía visiblemente con ella. "Burly" que tal era su nombre, tenía todos los derechos y todo le estaba permitido: se revolcaba en los sillones y mordisqueaba los expedientes más secretos. Hitler jugaba con ella como un niño, pero hacía lo posible para entregarse a esta distracción cuando estaba lejos de toda mirada extraña”. (22)
La historia de su otro perro Muck la encontramos también explicada por el propio Hitler “Soy un amigo de los animales y me gustan especialmente los perros. Pero no tengo ninguna afinidad con los boxer, por ejemplo. Si tomase de nuevo un perro, sólo podría ser un perro de pastor, y preferentemente una perra. Me parecería una traición encariñarme con un perro de otra raza. ¡Qué extraordinarios. vivos, fieles, audaces, valientes y bellos son estos animales!

“El perro de ciego es una de las cosas más emocionantes. Está más unido a su amo que a cualquier otro perro. Si se deja distraer un momento por una perra, es por un tiempo breve y en seguida le pesa la conciencia. Las perras ya es más difícil. En la época de celo no se puede con ellas “Durante el invierno 1921-1922 me regalaron un perro pastor. Estaba tan triste con el recuerdo de su antiguo amo que no podía acostumbrarse a mí. Decidí separarme de él. Su nuevo dueño se había alejado unos pasos solamente cuando le abandonó y vino a refugiarse a mi lado, poniéndome las patas sobre los hombros Entonces me quedé con él.

“Cuando Graf me regaló a Muck se acostumbró más deprisa. Subía la escalera con reticencia. Cuando vio a Blondi se precipitó hacia ella palpitante. Al día siguiente fue indescriptible. Un perro se acostumbra más fácilmente a un nuevo amo cuando hay ya un perro en la casa. Basta que conozca por el olfato que su amo ha tenido recientemente un perro para que sienta confianza" (23).

Hacia el final de su vida, Hitler tuvo a su último perro, Wolfi sin que dejara por ello de poseer los anteriores. A Wolfi quiso criarlo totalmente él. Su secretaria nos explica que después del desayuno el Führer se trasladaba arrastrando los pies (era hacia el final de la guerra) al box de Blondi para prodigar al animal infinitas caricias. En marzo había tenido pequeños y Hitler había elegirlo uno de los cachorrillos para criarlo él mismo, sin ayuda de nadie. Se ponía al perrito sobre las rodillas y lo acariciaba. llamándolo por el nombre "Wolfi" con voz infinitamente dulce(24). En los últimos años de la guerra Hitler encontraba cada vez más en sus perros el único consuelo. Nos explica Albert Speer que al contrario de lo que era habitual antes, empezó Hitler a tornar la costumbre de comer únicamente en compañía de su perro. Nos dice Speer: "Probablemente el perro pastor desempeñara el más importante papel en la vida privada de Hitler; este perro tenía para él más importancia que el más íntimo de sus colaboradores” (15) y en otro pasaje de la misma obra nos cuenta que Hitler le dijo en algunas ocasiones: “Speer, llegará un día en que no tenga más que dos amigos: la señorita Braun y mi perro". (26)
En 1945, cuando el III Reich se derrumbaba con estrepitoso estruendo las palabras de Hitler se confirmaron en parte. La señorita Braun, con la que contrajo matrimonio el día antes de su muerte, se había desplazado especialmente a Berlín para morir con él, ambos se suicidaron cuando la ciudad estaba a punto de caer en manos de las fuerzas soviéticas. Hitler escribió en su testamento refiriéndose a su matrimonio: "Esto nos compensará a arribos de los años que he perdido en el tiempo de mí trabajo al servicio de mi pueblo”. Sin embargo antes de morir pensó también en sus fieles amigos. Pese al gigantesco e intenso drama que se vivía en aquél momento Hitler no se olvidó de sus amigos, no permitió que fuesen abandonados a su suerte y antes de quitarse su propia vida, para no caer en manos de los soviéticos y evitar así el bochornoso espectáculo de Mussolini expuesto colgado por los pies en una plaza pública, mandó que diesen muerte a sus fieles compañeros, los cuales le acompañarían en este su último viaje. Hitler acertó en parte, pues la mayoría de los miembros del círculo íntimo que rodeaba a Hitler le fueron traicionando, explicando mentiras y desfigurando la personalidad del que fue uno de los más poderosos hombres de la historia. Pero en cambio tuvo la satisfacción de saber que miles personas a las que él no llegó a conocer nunca, dieron sus vidas por defender la idea por la que había luchado y que especialmente los jóvenes y también los niños. Fueron ejemplo en la lucha por Berlín.




CONCLUSION

Son muchas -y por suerte cada vez más - aquellas personas que poseen animales domésticos y que los quieren como a sus propios hijos. Esto es sin duda un signo positivo de nuestra sociedad, quizás el único, que nos sostiene a hacer concebir esperanzas para el futuro.

Sin embargo, muchas de esas personas al tiempo que prodigan a sus animales domésticos un cariño profundo y sincero, no se preocupan por la caza o incluso la practican siendo sus propios y amados perros los que les ayudan en su afición. Otros, sin defender ni atacar la caza, contemplan impasibles el bochornoso espectáculo de crueldad inaudita de una corrida de toros. No se conocen las opiniones de Hitler respecto a este bárbaro espectáculo. Sin embargo Alfred Rosenberg arremete contra ellas - así como contra las peleas de gallos - en su principal obra "El Mito del Siglo XX” (pág. 66). Sin duda alguna la totalidad, o casi totalidad, de poseedores de animales domésticos degluten con satisfacción un plato de carne de animales que, como el cordero, son la pura imagen de la inocencia.
Amar a los animales es un síntoma de bondad y de grandeza, de sensibilidad y de elevación de espíritu. Si Schopenhauer dice que aquellos que no aman a los animales no pueden ser buenos hombres aquí podemos ahora decir lo mismo en sentido inverso, es decir, que aquellos que aman a los animales no pueden ser malos hombres y ello tanto más en aquellos que, como Hitler y debido a estos principios, son vegetarianos.
Hitler se nos presenta a través de todas las opiniones que se han ido ofreciendo, según los comentarios de todos los que le rodearon, como el hombre perfecto en lo que a esta cuestión atañe. No hay duda de que inmediatamente se alzarán las voces de aquéllos que querrán hacernos creer -como la mencionada frase de Otto Dietrich - que mejor hubiese sido que se ocupara de las personas en lugar de asesinarlas. Los que tal digan serán sin duda personas que nada sienten por los animales, serán - una vez más recordando al genial Schopenhauer - malas personas. Aquéllos que saben lo que representa este sentimiento de amor a los animales, mostrado a través de las páginas que anteceden, desecharán por completo siquiera la remota posibilidad de que Hitler fuera un asesino.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la propaganda de los grupos nacionalsocialistas aparecidos en todo el mundo se ha ocupado en demostrar por medio de estadísticas, cifras, declaraciones y todo tipo de pruebas, que Hitler no era un
asesino, que no había mandado jamás asesinar a los judíos y que no había deseado la última guerra, tan trágica para Europa. Todos los datos, cifras y documentos aportados, apenas han servido para convencer a unos cuantos: sin embargo, creo que todos aquéllos que sientan en sí mismos las ideas expuestas por Hitler en los diversos comentarios de este libro, empezarán a tener una duda razonable y profunda que les llevará, tarde o temprano a la conclusión de que Hitler no era un asesino, de que Hitler no podía ser un asesino.

Este libro está dedicado y dirigido a aquellas personas con un alma sensible como la de Hitler, para demostrarles la grandeza espiritual de ese hombre ejemplar. Nada o poco importa que los lectores de esta obra sean partidarios de un determinado sistema político: hay sobre todos los programas e ideologías algo superior y ese algo es el hombre que les da razón de ser. A aquéllos que a través de estas páginas y adelantándose a la historia, empiecen a comprender la gigantesca personalidad de Adolf Hitler del denigrado Adolf Hitler, tan denigrado como Napoleón en su tiempo y al que hoy se empieza a comprender pese a no poseer la grandeza espiritual de Hitler, llay que decirles que no se preocupen en absoluto de la historia que rodeó y acompañó a este hombre que tengan seguridad de que, al igual que algunos libros como los de Hoffman, Kubicek o el de Salvador Borrego "Derrota Mundial" empiezan a ofrecernos una historia auténtica; en el futuro serán muchos más los libros en este sentido. De lo que hay que tener absoluta seguridad es de que Europa hubiese salido ganando con el triunfo de Hitler.

Para los que aman a los animales las ideas y el comportamiento de Hitler sobre este problema son prueba de su grandeza, una prueba mucho más convincente que mil falsificados documentos de cuantas cosas se quiera.

¿Qué conoce Vd. verdaderamente de la personalidad de Adolf Hitler?

¿No ha pensado nunca en que toda la historia que sobre él ha leído en realidad ha sido escrita, única y exclusivamente, por los vencedores, es decir, por sus propios enemigos?

¿Ha tenido oportunidad de estudiar ediciones objetivas? ¿Conoce la otra cara de la historia?

¿Conoce de verdad al “otro” Hitler?